Asesoramiento económico

Deuda pública y BCE: Pedro Sánchez no leyó a Richelieu

El Banco Central Europeo (BCE) tiene en este momento títulos de deuda por valor de € 4,7 billones (once ceros después del siete; equivale al 34% del PIB de la zona euro); la inmensa mayoría son bonos de gobiernos de la Eurozona. Lo más relevante de la reunión del 14 de diciembre pasado no fue que el BCE mantuvo los tipos de interés sin cambios; la clave fue que terminó de poner en marcha la estrategia para deshacerse de esos títulos.

La compra de bonos por parte del BCE se realizó a través de dos programas. El primero, llamado “APP” por sus siglas en inglés, comenzó en octubre de 2014, en tiempos de Mario Draghi, con el objetivo de subir la inflación (¡vaya si lo consiguió!). El segundo, conocido como “PEPP”, se lanzó en marzo de 2020, al inicio de la pandemia, como un programa de emergencia.

El programa APP dejó de incrementar sus tenencias en junio de 2022 (¡ocho años comprando bonos!). Desde entonces hasta febrero de 2023, se limitó a reinvertir los títulos que iban siendo amortizados. De febrero a junio últimos, esa reinversión fue parcial (solo se reinvirtió una parte de los bonos amortizados); desde julio de 2023 no se reinvierten los títulos que se amortizan. Así, las tenencias del programa APP ya están en descenso. De todos modos, el APP aún tiene una cantidad inmensa de títulos, por valor de € 3 billones, de los cuales € 302.000 millones son bonos del Tesoro español.

Desde marzo de 2022, el programa PEPP se limita a reinvertir los bonos que vencen. La novedad de la última reunión de política monetaria del BCE es que esa reinversión continuará siendo completa hasta junio próximo. Pero en el segundo semestre de 2024, la reinversión solo será parcial y desde diciembre de 2024, ya no se harán reinversiones. Bajo el programa PEPP, el BCE tiene otros € 193.000 millones de títulos públicos españoles.

La noticia ha tenido una repercusión menor a la que amerita, porque supone un cambio fundamental en las condiciones de financiación del Tesoro español. En 2021, el BCE compró casi la mitad de las emisiones brutas del Tesoro, proporción que bajó hasta el 16% en 2022. Ya en este 2023, el BCE pasó a ser un vendedor neto de bonos, aunque por una cantidad relativamente asumible (unos € 20.000 millones dentro de emisiones brutas anuales de más de € 250.000 millones).

Esa posición vendedora del BCE se ampliará en 2024 (hasta unos € 30.000 millones) y mucho más en 2025 (podría llegar a € 60.000 millones). Así, el BCE pasará de haber comprado el 16% de las emisiones de 2022 a vender el equivalente al 12% y al 20% de las emisiones brutas en 2024 y 2025, respectivamente. En la práctica, esto significa que el mercado tendrá que absorber más bonos españoles: los que emita el Tesoro y aquellos de los que se desprenda el BCE. Al aumentar la oferta de bonos españoles, su precio caerá y deberán colocarse a tipos de interés mayores.

Lo mismo ocurre a todos los gobiernos de la Eurozona. Con una diferencia crucial: el desinterés del gobierno comunista de Pedro Sánchez por ordenar las cuentas públicas. Los inversores podrán elegir entre bonos del gobierno español, que desde hace 16 años paga los intereses de la deuda pública con más deuda, o de países con superávit fiscal (Irlanda, Chipre, Croacia, etc.), con superávit antes del pago de intereses (Portugal, Grecia, Holanda) o con desequilibrios de hasta 1% del PIB (Finlandia, Luxemburgo, Estonia, etc.; en España, el déficit fiscal rondó el 4% en 2023).

A medida que el BCE se retire del mercado (el proceso será largo, pero ya empezó), la prima de riesgo irá reflejando más apropiadamente los diferentes niveles de deuda y déficit públicos. La prima española dejará de ser anormalmente baja y entonces resurgirán las críticas a los “especuladores” y el “capitalismo salvaje”. Esa prima solo pondrá precio a la irresponsabilidad fiscal sanchista, que mantiene un déficit enorme pese a haber subido la presión tributaria al máximo histórico.

El cardinal Richelieu decía que los problemas de gobierno eran de dos tipos: cuando se prevén, fáciles; cuando no, insolubles. Pues eso. @diebarcelo

 

Publicado en Expansión el 23-12-2023