Asesoramiento económico

EPA del 3º trimestre: primeros síntomas del estancamiento que viene

No pueden entenderse los resultados de la nueva Encuesta de Población Activa (EPA) sin conocer el marco económico general: una economía en transición desde una fuerte recuperación hacia un estancamiento.

Tras los cinco trimestres de la pandemia, en los que el PIB se hundió, de media, un 11,7%, vinieron cinco trimestres de briosa, aunque insuficiente, recuperación, que duró hasta el segundo trimestre del año en curso, con un crecimiento medio de 8,4%. En 2023, el PIB crecerá solo algunas décimas (en el mejor de los casos). Lo que queda en medio entre la etapa de recuperación y el año próximo es el segundo semestre del año actual. Un semestre de transición.

El número de ocupados, que durante la recuperación creció una media de 4,6%, en el tercer trimestre lo hizo 2,6% interanual. Aunque no es una variación que pueda considerarse floja, es suficiente para que hayan aparecido síntomas de debilitamiento: cayó el empleo entre las mujeres de menos de 40 años, lo mismo ocurrió entre la gente con educación hasta primaria y cinco ramas de actividad destruyeron puestos de trabajo (Comercio minorista, Finanzas y seguros, Agricultura y pesca, Actividades administrativas y el Servicio doméstico). Si dejamos de lado los trimestres del hundimiento durante la pandemia, por primera vez desde 2017 cae la ocupación en cuatro autonomías al mismo tiempo (Asturias, Aragón, Cantabria y Murcia).

Aun así, la creación de empleo (514.700 puestos en los últimos doce meses), fue suficiente para ocupar a las 78.200 personas que comenzaron a buscar trabajo (aumento de la población activa) y, además, para sacar del desempleo a otras 436.500 personas (-12,8%). Sin embargo, volvió a crecer el número de parados menores de 25 años.

La tasa de paro es ahora 12,7%, 1,9 puntos porcentuales menos que un año antes. Pero hay un aspecto negativo: lo normal es que, en el tercer trimestre, la tasa de paro baje con relación al trimestre inmediato anterior (desde 2012, eso es lo que ocurrió todos los años, excepto en 2020). Esta vez, aumentó (la tasa de paro del segundo trimestre fue 12,5%).

Los trucos semánticos (llamar “fijos-discontinuos” a los asalariados temporales) no alcanzan para cambiar la realidad: la proporción de ocupados que llevan hasta 5 meses en su empleo actual es 11,6%, lo mismo que hace un año y lo mismo que en 2019. Yolanda Díaz se ha convertido en el mejor ejemplo del “consejos vendo, pero para mí no tengo”: la proporción de empelados temporales en el sector público supera el 30%, frente a un 17,5% en el sector privado. Pese a toda la retórica, Pedro Sánchez es el presidente que más empleados públicos temporales ha tenido: una media de 29,1%, frente a 21,7% de Rajoy, 25,2% de Zapatero, 19,9% de Aznar y 16,3% de Felipe González.

El empleo público sigue batiendo récords: por primera vez en la historia, hay en España más de 3,5 millones de empleados públicos. El salario mínimo sigue haciendo lo mismo que hizo siempre: expulsar del mercado laboral a la gente con menor capacitación. Solo en los últimos doce meses, se destruyeron 26.600 empleos en el servicio doméstico. Desde que comenzó la exagerada subida del salario mínimo, ya son más de 100.000 las personas que perdieron su empleo en esa actividad; personas que sufren de primera mano la demagogia del “progresismo” y la “justicia social”.

Otra vez, nos aprestamos a iniciar una etapa de estancamiento económico y del empleo con un mercado laboral incapaz de brindar un puesto de trabajo para todos por culpa de una legislación que, en lugar de “proteger” al trabajador, lo condena a la falta de oportunidades: en el tercer trimestre había en España 1,6 millones de subocupados (quieren trabajar más horas, pero no encuentran donde hacerlo), 501.400 personas con más de un empleo, 525.000 fijos-discontinuos, 3,5 millones de asalariados temporales y casi 1,3 millones de personas que buscan trabajo desde hace más de un año y no lo encuentran. En total, quitando duplicidades, 6,8 millones de personas (29% de la población activa) perjudicadas por una legislación laboral obsoleta. No hace falta ni pensarla: basta copiar la de Suecia, Dinamarca o la de cualquier otro país europeo con una baja tasa de desempleo. Sea cual fuere, será para mejor. @diebarcelo

 

Publicado en Expansión el 28/10/2022