Asesoramiento económico

Golpear la confianza tiene malas consecuencias

Pocos días atrás, el Instituto Nacional de Estadística (INE) revisó el crecimiento trimestral del PIB del segundo trimestre desde un 2,8% hasta un 1,1%. No es que el INE lo haya hecho mal. Basta comparar su web con la de otras entidades similares para constatar la excelencia del INE. El error lo cometió el gobierno, al tomar un dato muy preliminar (elaborado con menos de la mitad de toda la información necesaria) como si fuera definitivo.

En el segundo trimestre del año pasado, el PIB se hundió 21,5% en tasa interanual, como consecuencia del confinamiento domiciliario. El dato recién publicado nos dice que el PIB recuperó solo dos terceras partes de esa caída. No obstante, el gobierno no pudo resistirse a presentar la recuperación de 17,6% interanual como algo “histórico”. Si un equipo modesto va perdiendo 5 a 0 contra el Real Madrid y mete tres goles en el segundo tiempo, pierde 5 a 3. Ningún entrenador se jactaría del logro “histórico” de hacerle tres goles al Madrid. Sin embargo, eso mismo es lo que ha hecho el gobierno.

La proyección oficial era una recuperación del PIB de 6,5% para 2021. Con el nuevo dato, aun haciendo las proyecciones más optimistas, será muy difícil acercarse al 5%. Un punto porcentual y medio, cuando hablamos del PIB es muchísimo. Por ejemplo, equivale a al menos 180.000 empleos que no se crearán y a 7.000 millones de euros menos de ingresos para las Administraciones Públicas. Además, la deuda pública como proporción del PIB será mayor y habrá que gastar más en seguro de desempleo. Todas cosas que, a su vez, ensombrecen las perspectivas para 2022.

Si uno pregunta a un socialista cómo se crea la riqueza, obtiene las respuestas más desopilantes. Hablan de la demanda exterior, de la inversión pública, del gasto social, de políticas de ingresos y muchas cosas más. El hecho central lo pasan por alto: un empresario que invierte para ofrecer un bien, que luego es aceptado o no por el consumidor. La riqueza aparece cada vez que el consumidor valida con su compra el proyecto de un empresario.

El proceso de creación de riqueza tiene un ingrediente clave: la confianza. Sin ella, el empresario no invierte, el capitalista no presta su dinero, el proveedor no vende a crédito y el consumidor no compra. Si tuviéramos que dar un único consejo a un gobierno que quiere que su país prospere, sería que alimentara la confianza.

La triste realidad es que el gobierno español hace exactamente lo opuesto. Solo para mencionar algunos ejemplos recientes, se acaba de decidir la incautación de parte de los beneficios de las compañías eléctricas (beneficios que surgen de la propia regulación estatal, ya que no se trata de un mercado libre). Además, la ministra de trabajo, Yolanda Díaz (la misma que dijo que “el comunismo es la libertad y la democracia”), presiona por más subidas de impuestos: “hay una percepción social de que hay una parte de la población que no contribuye lo que debiera”. Tal su declaración, aunque omitió mencionar que esa “percepción social”, de ser real, sería consecuencia de la intoxicación permanente que se realiza desde el propio gobierno, muchas veces con información falsa (como que las empresas del IBEX 35 pagan cifras irrisorias por el Impuesto de Sociedades). La semana de la ministra fue completa: “los alquileres son imposibles”, dijo también, en una amenaza directa a todo aquel que tiene un piso y complementa sus ingresos con un alquiler.

El Manifiesto Comunista es un panfleto escrito en 1848 por los burgueses Marx y Engels, que incluía propuestas para abolir el capitalismo. La raíz común eran las “incursiones despóticas sobre el derecho de propiedad”, es decir, atacar de manera directa un derecho humano fundamental. También en estos días, la misma Yolanda Díaz firmó un fervoroso prólogo a una nueva edición de dicho lamentable texto.

Con estos pocos antecedentes (hay muchísimos más), lo extraño es que el PIB haya recuperado dos tercios de su caída y no menos. Invertir en la España de hoy requiere las características habituales del empresario (perspicacia, audacia, visión de futuro, etc.) pero, además, exige una dosis de heroísmo. Seguramente sea mucho pedir cuando el mundo está lleno de oportunidades. @diebarcelo

 

Publicado en Expansión el 28/9/2021